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lunes, 23 de enero de 2012

De como dice, Yayo...

"POR LOS CONFINES DE AQUÍ NOMAS."
Libro inédito, de 

Yayo Hourmilougue.



Ser pobre, no es una consecuencia,
Es una causa.
Conocer no es una virtud,
Si no un aprendizaje.
Odiar no es una enfermedad,
Si no una frustración.
Amar, es algo que llega al dolor.
Y ser amado,
Una situación circunstancial.
YAYO HOURMILOUGUE.

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ESAS COSAS...



Esta amistad,
no me permite la duda.
Ya que la duda es lo único,
que no me permite la vida.
Y si nos respiramos,
inundando lo sensorial,
la vida se sienta entre nosotros.
Se acuesta. Se sueña ella misma.
Se equivoca. Nos acierta.
Nos reclama y nos convoca.
La música que deshilacha mi cuerpo,
eso sos; en ritmos y notas.
Te detesto
y te quiero,
al mismo tiempo.
Un capricho decide
el inicio de cualquier fábula.
Para hacerla desandar luego.
Amamos la mirada que mirándonos,
hemos descubierto.
Olvidamos las manos
para inventar su dinámica,
sus genéticos diseños.
Somos como el café
de aquél barrio viejo.
Como el ventanal y el aguacero.
Esas cosas.
Locos de atar,
vos y yo,
la pucha,
somos eso.
Y.H
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PENUMBRASOL...



Las paredes han visto mi paso.
Estarán erguidas aún,
cuando ni el rastro quede
de mi pasar pasado.
Cuando esté acercándome,
respóndeme con el abrazo,
que yo echaré de tu rostro
fantasmas lunares del espacio.
Lo intentaré, porque;
¿Vale recordar que fuimos suficientes?
¿Qué cosechábamos cuando jóvenes,
risas y aplausos?
¡Si a los treinta y pico,
nos llevamos todas juntas;
las materias de la vida y el espanto!
Yo tengo para mi,
que estoy cansado,
y tengo para vos
que hay que seguir andando,
porque saco desde el otro,
este atormentado querer ser algo. 
Un perfil húmedo 
de ventanas transpiradas,
me devuelve la imagen de libros apilados.
Antes, los amaba!
Lástima!
Hoy los leo por si acaso.
¿Serán estos los años?
¡No quiero creerlo!
Digamos más bien,
como tu abrazo,
que son momentos ocasionales,
sin embargo.
Entre dos viejos conocidos,
la penumbra,
de dos viejos extraños.
Y.H.
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EL CRISANTEMO...


Dios
que tiene poder sobre los rayos
y los truenos
dice que ha extraviado un crisantemo,
y ahí anda, perdido, buscándolo
por los caminos del infierno.
Pobre Dios, que no sabe que yo,
un simple mortal, lo tengo escondido,
allí mismo
donde no llega el recuerdo….
¿Dárselo? ¡Nunca! No.
Tanta memoria, no tengo.
Y.H.

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SITUACIÓN...

Para ocupar las unidades que quedan;
me comenta el encargado; gorra en mano,
que hay que ingresar
en registro previos, en lista de espera.
Pero se sabe, eso, eso a veces se arregla.
La vereda es angosta y silenciosa,
amarilla, negra y blanca, senecta.
El sol la bombardea
sólo unos cuantos minutos de mañana.
El invierno se pega a los vidrios,
a estatuillas esmaltadas;
y las verjas son más frías,
más frías de madrugada.
Casi no se oyen voces,
solo el viento silba por los pasillos,
hace suyos los corredores. _
A usted qué le gusta?_
ha preguntado el encargado. _
A mí me gusta el mar y el fuego_
respondo, con desgano.
El me cuenta que aquí
la primavera llega remolona, despacio.
Que es benévola con todos,
cuando comienzan entre escombros,
a trepar los primeros,
o los últimos pastos.
Avanzo los corredores,
miro todo en detalle.
No me agrada tanto silencio.
Pájaros no quedan,
tampoco quedan árboles.
Tanta duda y misterio.
Sigo pensando en el mar y en el fuego; en Incucai.
Creo que aquí, no vive nadie.
Nunca me gustaron;
los cementerios.
Y.H.

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EL VISITANTE...

Así, la muerte 
no es la muerte. 
Sino un espejo diferente, 
al que vernos 
por primera vez. 
Es el reencuentro 
con un visitante 
que llega a mi casa, 
regresando desde 
otros caminos, 
luego de aquél día, 
en que partió 
de mi propio cuerpo, 
sin despedidas, 
hace el mismo tiempo, 
que los años que tengo. Y.H.
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SEPARACIÓN...


Propias de la más experta paleta.
Contra el horizonte herido, insalvable,
las nubes tejen y destejen sus formas,
insinuando en la memoria imágenes irreplicables.
De una de ellas largos trazos rectos
arremeten la tierra. Es una violación lejana.
Son toques de pinceles gris azulados, difusos,
como si un color se estuviera inventando
y palpitando en aquella distancia.
Allí, está lloviendo con ternura humana.
Me pregunto si aquél cielo es éste mismo cielo, desértico de dibujos
y lavado de sombras y figuras redondas.
Limpio y mío. Mío y egoísta. Espantosamente propio.
No son el mismo cielo.
Allí, seguramente, un hombre
apura algo de su siembra bajo algún techo.
Y los animales congelándose,
buscan un albergue natural, un refugio oportuno.
Aquí, yo pienso mientras tanto,
que ella debe estar (
inalcanzablemente, irremediablemente),
lejos de mis ganas de tocar y sentir.
Deberé destrozar mi boleto,
porque esa mujer es amor y veneno,
las dos cosas en el mismo acto.
Deberé apartar de mi cuerpo
lo que más me incrimina y más me muere.
Sin perdón.
Con el patetismo de las pérdidas incomprensibles.
Olvido pide mi cuerpo. Y tras ese olvido,
ella dejará de estar,
y yo, en un invierno como éste
pero por tres o por diez,
dejaré de ser lo que pretendo,
para sin haberlo deseado nunca,
alcanzar a ser lo que debo.
Es una pena sin arreglo,
aprender de los recuerdos.
Y.H.
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DIFERENTE-

Yo te quiero.
Porque no te lo digo siempre.
Y porque sin embargo,
estás detrás de cada cosa que hago.
Silenciosamente. Representada.
Yo te quiero.
Porque ya casi no te beso.
Los gasté todos al poco del comienzo.
Y por eso, son diferentes,
estos besos que ahora invento.
Digamos que te quiero,
porque al cese de palabras,
nos hablamos en silencio.
Digamos que los años me alcanzaron,
y que estás envejeciendo; con mi cuerpo.
Y.H.
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EL CONO OSCURO...


I 
Yo no poseo el conocimiento. 
El de las viejas formas
Y cosas. Conservo elementos 
que se esparcen en la memoria. 
II 
Infeliz y descontento, gozo 
el epigrama de no retenerlas. 
Felizmente complacido, 
sufro por no recuperar sus sombras. 
III 
Fugan de mi; olor predilecto 
y colores. Los espejos respiran. 
¿Qué mano sucumbió al rostro anterior 
y encendió sus piras? 
IV 
Mucho mas saben los Astros, 
testigos de un recuerdo exacto. 
Sabrán quien soy y la esencia 
de un misterio casi profano. 
V 
Yo no poseo el conocimiento, 
y me salva lo indispensable.
Me condenan los tiempos y miedos, 
a vivencias superficiales. 
Y.H. (A Jorge Luis Borges)-  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  

3.500 VECES..

Es pura pureza
tu expresión a veces.
Como el otoño muriendo,
cuando la primavera
acecha.
Cuando las primeras resolanas,
empujan la humedad
de las veredas quietas.
Atraigo el amor, lo llamo.
Como esa joven bella,
que hace muchos años
bese.
Venía, rememoro o recuerdo,
no se la diferencia,
llegando de otras mujeres,
que multiplicaron tu nombre.
Desperté enredado en tu
cuerpo.
Así, como artesano,
completé la idea de la forma,
para no alejarme mas.
Barro. Puro barro tus manos
y mis manos.
Ya sabía que el amor
no se explica. Lo supe antes,
lo supe entonces.
Lo aprendí después.
Te comparo con esas
enredaderas de patios viejos.
Mil veces aprendí tu nombre.
Con un cielorraso de estrellas,
te comparo.
Con manzanas rojas, de rojo
aroma.
Con puertas y ventanas altas.
Con libros.
Con helechos.
Con rotas normas. Con
hamacas.
Tu mirada que todo dice,
hasta cuando pretende no
decir nada.
Te asocio con aquellos
y estos espejos, que conmigo
cambian sus brillos.
Con agua.
Con fuego.
Con un niño.
Con preguntas. Con acertijos.
Cuando me abrazas por
espalda y pecho,
es infierno y paraíso.
Todo y nada. Mucho,
mucho después, duermo,
así, así tranquilo el sueño,
cuando sueño.
No sé qué presiento cuando
presiento.
Pero sé de la repetición que
no cesa ni cansa, cansada,
la repetición buscando cuerpos.
No sé si me extrañas.
No sé si extraño.
No sé si debemos.
Amo del rostro, tus primeros trazos,
tus ligeros gestos.
El despedirnos. El tenernos,
y el no tenernos.
Tu pasado. Lo que no hablas,
esa enfermedad que es sosiego.
Será que vengo de lejos.
Como el mar, remolino de algas,
no sé de dónde provengo.
Pero llego levantando espuma,
amontonando leños, cuando
llego.
Buscando playa.
O como el viento, paso
sacudiendo macizos techos.
Abriendo maizales, levantando
ecos.
O será que te confundo
con música plena, o con silencio,
con ausencias.
Con gemidos dulces o violentos,
cuando amas.
Como altos halcones.
Como la distancia que en horas
se recorre,
tardé veinte años, en descubrirte.
Como lo que se funde en fragua,
a golpes, a destajo, a deshoras.
Rincones sagrados,
que despiertan, se palpan,
se rinden, te abarcan.
En la humedad
sin remedio, del sudor más tierno.
Como apurando el segundero,
como quien no se rinde,
como quien se expone, o quien
batalla. Te quiero.
Como quien domina el tiempo.
Tres mil quinientas veces diferentes
y dos cuerpos que cambian.
Así solo me venzo, para continuar
con vos,
quien vive, fracasa, se hiere, mata,
se subleva. Estalla.
Como aguas verdes amarronadas,
que siempre cambian de color y de
playas.
Así como tus ojos. Como el tiro de gracia,
cuando vertical gritas; Dispara!
¡Dispara!
Y.H.

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INTERIOR...

Es la hora desconocida. 
Es imperfecta. 
Y por tal, practica la ignorancia 
de tardes y de noches. 
Hora de estalactitas secas, 
y rocas nunca descubiertas, 
de vahos imprecisos, 
imprecarios, y de metales. 
Hora del encuentro 
por el desecho de calles neblinosas, 
de una persona, 
que siendo irrepetible, 
es la misma persona. 
Es cuando los Dones llegan 
y en lo mejor, desaparecen! 
Y alejan de los hombres 
sus sabidurías. Inalcanzables. 
No es la hora en que se nace, 
porque los fetos demoran su proceso. 
Ni es la hora en que se muere, 
porque el espíritu retorna 
y busca al cuerpo. 
Ni de Amores, ni de Odios, 
porque Odios y Amores entrados, 
ya están dentro. 
Es la hora des horada 
de las disquisiciones; 
De lo que habitamos sin saber, 
y que nunca sabremos. 
Y.H
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MATEMÁTICAS I...

El Tercer Sujeto, allí preso,
culpaba al Primero y al Segundo.
Pero comprendía. Lo creían sabio.
Transparente. No contaba las horas,
vivía sus eterdías.
De un mundo diferente,
no sumaba el tiempo.
Llevaba cerrojos. Era indefenso.
Fabricaba del dormir los sueños.
El Segundo Sujeto
era la mitología de la duda.
Azabaches pardos, sus sentidos,
Confundía favores con torturas.
De espejismos espirituales,
anudaba sentimientos,
al no conocer con plenitud
la naturaleza de su sexo.
Sabía de cuartos y quintos sujetos;
Pero poco hablaba con el primero,
y desconocía la mirada del tercero.
Se sabía sin sinceridad,
y un terror mordaz lo sorprendía.
Daba que hablar. Molécula helada
de todas las aguas; Se escondía en umbrales
de carne impenetrables.
El Primer Sujeto vagaba. Importaba
el aire, la voz, la tierra
y el fuego. El tacto.
El excusarse con Dioses. El movimiento.
Daba ritual a sus muertos. Inventaba mediciones.
Secaba la tierra. Y al no conectarse por burocracia
con quienes lo precedían, (o por impotencia)
se le fugaba el minutero
en hartas explicaciones.
Finalizado el sueño, se unían.
Debajo de todas las interpretaciones
y todos los soles,
los tres echaban a andar;
Metidos en el mismo hombre.
Y.H.
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HABER EN PRETÉRITO ANTERIOR.
Aquí hubo una voz mineral.
Pero su nacimiento no era de carne.
Aquí hubo un Dios,
que se desvivía. Tanto se desvivió,
que tuvo que morirse.
Aquí, bajo mis pasos, (creeme)
hubo otras tierras, y los hombres
dieron todo por ellas, tanto
tanto, que hasta hombres dieron.
Aquí, (colosal sepultura del cosmos)
abundaban los árboles, hoy,
es un refugio petrificado
de dibujos, y siluetas que recuerdan.
Aquí hubo hombres y mujeres
que se amaron, tanto tanto,
que por odio, el Amor los abandonó.
Aquí hubo poder para convertir
las cosas (y las cosas de las cosas),
tanto tanto, que por irresponsable,
el hombre lo puso, en manos de un solo hombre.
Aquí hubo tristezas y vidas
que valieron tanto tanto, que fueron
vendidas, no importando los años,
al peor de los precios.
Aquí estuvo la bronca, tanta tanta fue,
que quedó en escombros de la nada.
Aquí hubo Justicia, y los culpables
pagaban tanto tanto, que los corruptos
compraron la balanza, y la Justicia
se perdió, (creeme), como se pierde
en los humanos el conocimiento
de los conceptos más simples y claros.
Aquí hubo entendimiento, tanto tanto,
que llegaron las alianzas
y las guerras, y los que primero entendieron,
marcharon, huyeron, dejando tras de sí,
regueros de huesos.
Ahora hijo, subamos, cerremos la escotilla,
y fundemos otro mundo desde esta cápsula,
con los culpables, que todavía creemos.Y.H.
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RUTINA.
Tengo para mí
que hoy vas a aparecer.
Y vas a llegar cargada
de cosas desconocidas,
que hoy son como tuyas,
pero que hace poco, ayer,
eran casi mías.
Vas a entrar por esa puerta.
Y me vas a saludar.
Con la esperanza. Con la rutina.
Cargada de paquetes
que dejarás sobre la mesa;
Y en un dejo habitual,
de presencia con tristeza,
(mientras escucho las noticias),
rozarás mis labios,
pupila contra pupila.
Comentarás la calle,
la mañana chata y uniforme, la llovizna.
El que aún no conseguiste trabajo.
Y preguntarás por mi libro
y por alguna llamada, y luego
revisarás los sobres.
Y mirarás la cama de anoche,
aún desordenada.
Será el tiempo exacto
que ambos en silencio, esperamos.
Y que sin embargo no sabremos aprovechar.
Porque estamos aquí,
y ya no especulamos con rendirnos.
No sé si es el amor!
Pero así es la vida,
cuando se llena de cariño.Y.H.
-  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -   -  -  -  -  -  -  - - * 
ERRANTE.
Amo y no puedo
este cuerpo abandonado.
El tuyo.
Porque es todo cuanto tengo,
y de cuanto dependo.
Lo abandoné antes.
Y no debo recuperar las sobras
que se esparcen sobre la confusión.
Sin embargo,
hoy es toda la alegría.
La culminación.
El acto primordial
de mirarnos ahora,
cuando siempre dimos todo.
Dentro, se nubla el horizonte.
Fuera, el cielo se deja invadir,
y comienzan a oscurecer las esquinas.
Feliz, sabiendo del intento, te miro.
La mirada final. Tu mirada mía.
Cuando enciendo el cigarrillo,
Y asumo que valió el roce,
/definitivamente.
Y levanto mi bolso. Y me voy.
Es irse para siempre.
De ahora en más mis sueños,
te contendrán toda la vida.Y.H.
- -  - -  - -  - -  - -  - -  - -  - -   - -  - -  - -  - -  - -  *
EL OTRO

Hace algunos años, supe de él. Lo presentía. Sabía de su fuerte presencia. Mucho me habían transmitido de sus ojos gatunos. De sus silencios. Su implacable sed destructiva. Venía antes de mí, en la prosapia de los genes. Por las noches revivía. Pero ante los soles, soportaba la luz. Lo supe hace años. El otro me perseguía. El otro me persigue. Está atento.
Ama lo que de mi desprecian. 
Lo sé. Desde aquel momento, en que deduje 
que copió mis gestos. Me espía desde mi sombra.
Tras el sonido de las cortinas,
me espía. Odia a la mujer que amo. Quiere poseerla. Esta allí
cuando acaricio, cuando consumo
el acto. Odia mi trabajo, y quiere sobre los deshechos de 
estos paramos,hacer de los jueces, ejércitos de esclavos.
Esconde las monedas,
cuando un chico se aproxima hambriento. 
¿Pero quién me juzgará si lo mato?
Para eso conservo la daga. ¿Con que puñal habrá de acabarme, si yo callo?
Me persigue enfundado
en la noche.
Y viaja, lo que yo viajo.
No puedo descuidarme. Es cuando irrumpe en mis sueños. 
Allí veo su rostro reflejándome en los espejos.
Rodeado de altas bibliotecas
que todo saben de mi,
pero que poco dicen. 
Lee para entenderme. Para encontrarme.
Y a encontrarnos me obligan,
sobre deshechos de ciudades
donde la ira y la furia te saludan. Cientos de noches lo he buscado.
Sobre empedrados humeantes
donde las ratas se devoran unas
a otras.
Armado, lo busco sin atajos,
sin religiosidad, sin misericordia.
Despojado de miedos,
despojo humano soy. Lo sigo.
Vivo, quizás muerto.
Da igual seguir que terminar.
Hasta que nos encontramos donde
los soles luchan por atravesar la niebla.
Allí donde hace siglos los virtuosos
derrotados, se desparramaron huyendo,
y los árboles perdieron sus hojas.
Donde pereció la ultima higuera.
Más allá llego.
Entre laberintos de piedras
y luces movedizas de velas .Su imagen
ahora me resulta parecida.
Allí alzo el puñal, forma parte de mi, lo traigo desde la memoria
primera.
Sus ojos felinos brillan
y nos atacamos sin compasión.
Alzo el puñal en ese momento
en que unos pocos Dioses guían
mi mano. Entonces siento la hoja penetrar
imperturbable. Luego de herirlo. Retrocedo. Me espanto.
Esta caído y suelto la daga enrojecida. Tomando su costado 
sangriento ríe. Se levanta despacio. Ya vertical,
flota unos centímetros. Entonces
comprendo. ¡Cuidado, dice sonriendo, si me matas,
no despiertas, y no despierto! Y.H.
-  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -   -  -  -  -  -  -  -  -  -  -  -*