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martes, 3 de mayo de 2011

La Nación Impresa

José Claudio Escribano 
LA 
NACIÓN

Martes 03 de mayo de 2011 | Publicado en edición impresa
 
Siento pena por el arresto de Bui Chat. Pero no alcanza con eso.
Protesto por su detención, que puede prolongarse por tres meses, 
en principio, y hasta por un total de nueve meses, según el tiempo 
que tome la calificación de conducta. 
Después se verá: hay quienes pagan con dos años de cárcel en Vietnam 
por quebrantar el canon sobre lo que se puede escribir o no por la red global. 
Ellos son tan jóvenes como Bui Chat, el joven poeta y escritor premiado por 
su coraje en la Feria del Libro y a quien editores de todo el mundo procuraban
ayer encontrar un abogado que lo defienda. La tarea no es sencilla.
Han allanado, además, su domicilio y buscan a uno de sus colaboradores.
¿Es ésta la libertad por la que se desangró Vietnam en el siglo XX?
Sabíamos que Bui Chat era, en realidad, Bui Quang Vien. 
Sabíamos que era hijo de una familia de católicos que habían huido en 
1954 de Vietnam del Norte. Sabíamos que quienes lo perseguían debían de 
conocer mejor que nosotros la verdadera identidad. Y, sabiéndolo, nos atuvimos
todos en Buenos Aires, en tácito acuerdo, a llamarlo a secas: Bui Chat.
Nadie en la sana razón puede creer de verdad que un nom de plume sea con su 
levedad escudo eficaz para desorientar a policías y diplomáticos de 
alguna parte del mundo.
Demasiado profesionalismo del otro lado para apostar por un milagro 
de tan difícil cumplimiento. 
El joven poeta y editor fue detenido tan pronto regresó de Buenos Aires y pisó el 
aeropuerto de Ho Chi Ming.
Debemos esperar más voces en su favor entre quienes están comprometidos con la 
poesía y el libro.
 Debemos esperanzarnos en el eco de quienes viven la creación literaria como una 
manifestación de la libertad de pensamiento cuya conquista ha de ser tarea de todos
 los días, en todas partes.

Bui Chat, dice en uno de sus poemas: 
"Estimados señores permítannos conocer la verdad por favor/
Estimados señores permítannos dormir 
con nuestras esposas por favor/ 
Estimados señores permítannos respirar por favor/ 
Estimados señores permítannos pensar de otra 
manera que ustedes por favor/ 
Estimados señores permítannos pelear contra 
la corrupción por favor/ Estimados señores permítannos 
la libertad de expresión por favor?/
Estimados señores permítannos escribir 
este poema por favor?/
Estimados señores permítannos denunciarlos por favor? ".

Estimados señores y señoras de la cultura y de la política, 
no importa en este momento de dónde ustedes 
provengan ni adónde se propongan ir: 
permítannos luchar juntos por la liberación
del poeta encarcelado, por favor.
En el fondo, la historia -la mala historia- de Bui Chat es la 
de siempre: la que fue de Miguel Hernández o de Neruda,
 de un lado; la de Guillermo Cabrera Infante o 
Heberto Padilla, de otro. La de siempre.

Quien presume de ser periodista, no quiere ni puede ignorar la palabra señera
del Doctor José Claudio Escribano,  Maestro,  si los hay en esta labor de informar y decir.  Y si el Maestro lo pide, aqui esta la respuesta.
Rodolfo Griffa.

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