Poemas
del Juglar
Sanfernandino:
Francisco Vazquez.
CASARSE DE PURO EMPECINADO - I
Como nada tenía yo que hacer,
resolví esta mañana enamorarme.
(¿Habrá alguien que pueda revelarme
la oculta identidad de mi mujer?)
Amar tan sólo para entretener
las horas que el Señor se dignó darme,
y llegar al extremo de casarme,
es hombrada que suelo cometer.
Estar enamorado me he empeñado,
y terco, hacia el amor yo me encamino.
(Si algo me propongo, soy porfiado)
(¿Será, vivir soñando, mi destino?)
Hoy me caso de puro empecinado.
¿No querrás, tú Lector, ser mi padrino?
CASARSE DE PURO EMPECINADO II
Estoy enamorado de antemano.
Ya tengo las alianzas, tengo el cura,
tengo casa, padrinos.
Mi locura
Mi locura
me fuerza a vivir de contramano.
Me caso, sí señor, enfermo o sano;
mando yo he perdido la cordura;
me lanzo de cabeza a la aventura,
que si pierdo, también a veces gano.
Buscando voy de prisa a mi querida,
ausente todavía y misteriosa,
por la calle ajetreada y bulliciosa.
-Señora que pasea distraída,
de nombre y filiación desconocida:
No quiere, por ventura, ser mi esposa?
CASARSE DE PURO EMPECINADO III
Pues sí señor, llegó la fausta hora
de contraer enlace con mi amada.
La iglesia resplandece engalanada,
y la marcha nupcial brota sonora.
y la marcha nupcial brota sonora.
Un amigo de labia seductora
una madrina tiene apalabrada;
es la dama preciosa como un hada;
me mira, me sonríe y me enamora.
¡Qué bella y atractiva! ¡Es divina!
Con tal hurí, peligra el casamiento.
Asáltame un maligno pensamiento.
La madrina responde, y es tan fina ...
Se enturbian mi pasión y entendimiento ...
¡Me caso, vive Dios, con la madrina!
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