Voy a dar ejemplos muy concretos.
No miren al de al lado.
Porque es fácil buscar el mal afuera.
Miremos la viga en el ojo propio.
Les pregunto:
1)¿No es grave producir un certificado médico con un profesional amigo para que mi hijo pueda dar un exámen cuando en realidad no previo con tiempo dicha evaluación?
Y me pidió que lo “bancara”, y yo, cómplice”, accedí?
Les pregunto:
2) ¿No es grave que jóvenes de 4to, 5to o 6to año que se están formando en el sentido de responsabilidad y tienen que asistir a clase durante los meses de octubre y noviembre vengan alcoholizados o dormidos luego de las múltiples fiesta de egresados que se ofrecen?
Hablaba con Willy Duff, ex director nuestro de inglés que hoy reside en Chile y me decía-
Cito. (A Willy le gustan las quotations):
“Acá son los meses donde un alumno grande más trabaja porque se juega su futuro. En la prueba de aptitud, que se toma en los últimos meses del año, se resuelve a que Universidad vas a poder postular”.
Contrariamente acá vivimos una alegre fiesta total. Después nos asombramos del milagro chileno. Y nos preguntamos porque no despegamos como sociedad.
Les pregunto:
3) ¿No es grave que un alumno con el uniforme de nuestro colegio o sin el mismo, ande por los negocios de la zona sustrayendo productos sin pagarlos?
Les pregunto:
4) ¿No es grave que veamos como nuestros hijos consumen, ya no cerveza o Fernet cola los fines de semana, sino que avance la marihuana por todos lados, esclavizando a nuestros chicos y que no le declaremos la guerra a muerte?
Porque estamos hablando de eso.
De vida, de plenitud, de libertad o de esclavitud, de parálisis, de muerte.
Les pregunto:
5) ¿No es grave que mi hijo sea agarrado con un machete durante una evaluación y yo minimice la gravedad del hecho porque es una “pavada” de un adolescente?
Les pregunto:
6) ¿No es grave que un grupo de alumnos, habiendo logrado la clave de un usuario del sistema informático del colegio, modifique calificaciones, claves de acceso, sanciones y mientan cuando se les pregunta? Y que solo lo confiesen ante la inexorable huella del IP de sus computadoras?
Hace casi 30 años que me dedico a esta profesión.
Pero tengo la obligación de decirles que todas estas cosas se aceleraron de un modo muy fuerte en los últimos años.
Les pregunto:
¿Como se llama todo esto que nos está pasando?
Se llama relativismo.
Se llama todo da lo mismo.
Nos encontramos muchas veces hablando de la Argentina Corrupta.
Pero esta Argentina, la mala, la que no queremos ser, nos está contagiando.
No estamos registrando que toda esta crisis de valores se nos está metiendo en nuestros gestos diarios, en nuestras aulas, en nuestras casas.
Nos estamos pareciendo a lo que queremos combatir.
Me pregunto ¿dónde estamos nosotros?
Me pregunto ¿que estamos haciendo, padres y madres con nuestra responsabilidad primera que es ser educadores de nuestros hijos?
Me invito y los invito seriamente a cuestionarse:
¿Somos referentes en el sentido completo de la palabra?.
¿Estamos siendo los adultos que nuestros hijos necesitan?
Tenemos que tener diálogo con ellos, comunicación.
Está bien.
Venimos de un modelo donde muchas veces había incomprensión, bajada de línea y nada más.
Pero no podemos irnos al otro extremo.
El padre amigo daña, deja huérfano porque pierdo la figura de autoridad, no sé qué está bien y qué está mal.
Todo se me hace confuso.
De fondo:
¿Estamos siendo “formadores” de nuestros chicos?.
¿Peleamos las batallas que hacen falta?
Educar es en parte pelear, confrontar, corregir.
¿Es duro?
Si, por momentos durísimo. A veces nos complica la vida. Tenemos que cambiar un pasaje, cambiar una vacación. Muchas veces educar a nuestros hijos nos incomoda en nuestra vida cotidiana.
Pero la frustración es camino de aprendizaje. Aprendemos de lo que nos sale mal. Muchas veces aprendemos después de sufrir. No nos sirven los “colchoncitos”. Los colchoncitos resuelven en el corto plazo pero a la larga engañan .No nos hacen crecer.
Les pregunto:
¿Les estamos inculcando el valor de la verdad, los estamos haciendo crecer en honestidad, en fortaleza, en sentido del deber?
¿Que esperamos de nuestros hijos?.
¿Postgrados y CEOS solamente?.
¿Solo desarrollos profesionales o también grandezas morales?
A veces me encuentro con Padres que me dicen; los mandó acá porque Ustedes se preocupan por los valores.
Bueno, yo hoy les digo:
Todo esto, valores, defender la verdad, corregir el exceso, marcar lo que debemos aunque sea duro, enfrentar lo arduo, SOLOS no se puede.
Solos no podemos.
Un colegio, una institución sola no alcanza. Tenemos que trabajar juntos. Si no seremos francotiradores o el colegio se transformará en un fortín con 4 o 5 locos idealistas condenados a fracasar y a ser superados por la marea. Necesitamos su ayuda.
Tenemos allí sentados 300 jóvenes.
Inteligentes, rápidos, despiertos, algunos muy esforzados, algunos muy responsables, algunos brillantes
¿Que vamos a hacer? ¿Hacia dónde vamos a conducir esos talentos?
Ellos nos están mirando. No sirve lo que digamos. Sirve lo que hagamos con nuestros hechos cada hora de nuestros días-
A Ustedes chicos:
Ya son grandes. Tener 14, 15, 16 años habla de independencia. De empezar a decidir qué quiero en la vida.
Les pregunto:
¿Que quieren hacer con sus vidas? Este es tiempo de atesorar en el corazón vivencias grandes.
Les pregunto:
¿Que quieren poner allí?
Llenen el corazón de cosas lindas,
Llenen el corazón de esfuerzos que superan pruebas,
Llenen el corazón de tentaciones que logramos vencer,
Llenen el corazón de fracasos superados
Cambien el tiempo que les tocó, háganlo mejor, háganlo como quieren que sea.
Pero para eso hay que nutrir el corazón ahora.
Pueden ayudar a transformar a este país o sumarse a la masa que criticamos.
Pueden cambiar la realidad o terminar pareciéndose a ella
Pueden ser diferentes o seguir siendo iguales.
Los estamos convocando a algo grande
A conducir, liderar una sociedad que los necesita.
¿Que quieren hacer con sus vidas?
El colegio cumple 30 años. Hace treinta años que trata de enseñar varias materias. Por encima de todo insiste denodadamente porque sabe que tiene una misión. La misión de desafiarnos a crecer, de superarnos, de buscar lo más alto.
Que Juan, Mariano y Bechu, nuestros ángeles en el cielo, nos cuidan en esta Navidad. Y que nos ayuden en este sueño, el sueño de hacer cada día un colegio mejor.
Nada más .
Carlos Giannetti.
Miremos la viga en el ojo propio.
Les pregunto:
1)¿No es grave producir un certificado médico con un profesional amigo para que mi hijo pueda dar un exámen cuando en realidad no previo con tiempo dicha evaluación?
Y me pidió que lo “bancara”, y yo, cómplice”, accedí?
Les pregunto:
2) ¿No es grave que jóvenes de 4to, 5to o 6to año que se están formando en el sentido de responsabilidad y tienen que asistir a clase durante los meses de octubre y noviembre vengan alcoholizados o dormidos luego de las múltiples fiesta de egresados que se ofrecen?
Hablaba con Willy Duff, ex director nuestro de inglés que hoy reside en Chile y me decía-
Cito. (A Willy le gustan las quotations):
“Acá son los meses donde un alumno grande más trabaja porque se juega su futuro. En la prueba de aptitud, que se toma en los últimos meses del año, se resuelve a que Universidad vas a poder postular”.
Contrariamente acá vivimos una alegre fiesta total. Después nos asombramos del milagro chileno. Y nos preguntamos porque no despegamos como sociedad.
Les pregunto:
3) ¿No es grave que un alumno con el uniforme de nuestro colegio o sin el mismo, ande por los negocios de la zona sustrayendo productos sin pagarlos?
Les pregunto:
4) ¿No es grave que veamos como nuestros hijos consumen, ya no cerveza o Fernet cola los fines de semana, sino que avance la marihuana por todos lados, esclavizando a nuestros chicos y que no le declaremos la guerra a muerte?
Porque estamos hablando de eso.
De vida, de plenitud, de libertad o de esclavitud, de parálisis, de muerte.
Les pregunto:
5) ¿No es grave que mi hijo sea agarrado con un machete durante una evaluación y yo minimice la gravedad del hecho porque es una “pavada” de un adolescente?
Les pregunto:
6) ¿No es grave que un grupo de alumnos, habiendo logrado la clave de un usuario del sistema informático del colegio, modifique calificaciones, claves de acceso, sanciones y mientan cuando se les pregunta? Y que solo lo confiesen ante la inexorable huella del IP de sus computadoras?
Hace casi 30 años que me dedico a esta profesión.
Pero tengo la obligación de decirles que todas estas cosas se aceleraron de un modo muy fuerte en los últimos años.
Les pregunto:
¿Como se llama todo esto que nos está pasando?
Se llama relativismo.
Se llama todo da lo mismo.
Nos encontramos muchas veces hablando de la Argentina Corrupta.
Pero esta Argentina, la mala, la que no queremos ser, nos está contagiando.
No estamos registrando que toda esta crisis de valores se nos está metiendo en nuestros gestos diarios, en nuestras aulas, en nuestras casas.
Nos estamos pareciendo a lo que queremos combatir.
Me pregunto ¿dónde estamos nosotros?
Me pregunto ¿que estamos haciendo, padres y madres con nuestra responsabilidad primera que es ser educadores de nuestros hijos?
Me invito y los invito seriamente a cuestionarse:
¿Somos referentes en el sentido completo de la palabra?.
¿Estamos siendo los adultos que nuestros hijos necesitan?
Tenemos que tener diálogo con ellos, comunicación.
Está bien.
Venimos de un modelo donde muchas veces había incomprensión, bajada de línea y nada más.
Pero no podemos irnos al otro extremo.
El padre amigo daña, deja huérfano porque pierdo la figura de autoridad, no sé qué está bien y qué está mal.
Todo se me hace confuso.
De fondo:
¿Estamos siendo “formadores” de nuestros chicos?.
¿Peleamos las batallas que hacen falta?
Educar es en parte pelear, confrontar, corregir.
¿Es duro?
Si, por momentos durísimo. A veces nos complica la vida. Tenemos que cambiar un pasaje, cambiar una vacación. Muchas veces educar a nuestros hijos nos incomoda en nuestra vida cotidiana.
Pero la frustración es camino de aprendizaje. Aprendemos de lo que nos sale mal. Muchas veces aprendemos después de sufrir. No nos sirven los “colchoncitos”. Los colchoncitos resuelven en el corto plazo pero a la larga engañan .No nos hacen crecer.
Les pregunto:
¿Les estamos inculcando el valor de la verdad, los estamos haciendo crecer en honestidad, en fortaleza, en sentido del deber?
¿Que esperamos de nuestros hijos?.
¿Postgrados y CEOS solamente?.
¿Solo desarrollos profesionales o también grandezas morales?
A veces me encuentro con Padres que me dicen; los mandó acá porque Ustedes se preocupan por los valores.
Bueno, yo hoy les digo:
Todo esto, valores, defender la verdad, corregir el exceso, marcar lo que debemos aunque sea duro, enfrentar lo arduo, SOLOS no se puede.
Solos no podemos.
Un colegio, una institución sola no alcanza. Tenemos que trabajar juntos. Si no seremos francotiradores o el colegio se transformará en un fortín con 4 o 5 locos idealistas condenados a fracasar y a ser superados por la marea. Necesitamos su ayuda.
Tenemos allí sentados 300 jóvenes.
Inteligentes, rápidos, despiertos, algunos muy esforzados, algunos muy responsables, algunos brillantes
¿Que vamos a hacer? ¿Hacia dónde vamos a conducir esos talentos?
Ellos nos están mirando. No sirve lo que digamos. Sirve lo que hagamos con nuestros hechos cada hora de nuestros días-
A Ustedes chicos:
Ya son grandes. Tener 14, 15, 16 años habla de independencia. De empezar a decidir qué quiero en la vida.
Les pregunto:
¿Que quieren hacer con sus vidas? Este es tiempo de atesorar en el corazón vivencias grandes.
Les pregunto:
¿Que quieren poner allí?
Llenen el corazón de cosas lindas,
Llenen el corazón de esfuerzos que superan pruebas,
Llenen el corazón de tentaciones que logramos vencer,
Llenen el corazón de fracasos superados
Cambien el tiempo que les tocó, háganlo mejor, háganlo como quieren que sea.
Pero para eso hay que nutrir el corazón ahora.
Pueden ayudar a transformar a este país o sumarse a la masa que criticamos.
Pueden cambiar la realidad o terminar pareciéndose a ella
Pueden ser diferentes o seguir siendo iguales.
Los estamos convocando a algo grande
A conducir, liderar una sociedad que los necesita.
¿Que quieren hacer con sus vidas?
El colegio cumple 30 años. Hace treinta años que trata de enseñar varias materias. Por encima de todo insiste denodadamente porque sabe que tiene una misión. La misión de desafiarnos a crecer, de superarnos, de buscar lo más alto.
Que Juan, Mariano y Bechu, nuestros ángeles en el cielo, nos cuidan en esta Navidad. Y que nos ayuden en este sueño, el sueño de hacer cada día un colegio mejor.
Nada más .
Carlos Giannetti.
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